sábado, 23 de abril de 2011

ALERGIAS

La “alergia” más común en los niños pequeños es la dermatitis o eczema atópico, enfermedad heredo familiar que es vista en hijos de personas que han sido “atópicas”, es decir que han sufrido de alteraciones en la piel, rinitis o conjuntivitis alérgica y asma bronquial. Son niños que van a tener la piel delicada, empezando a los 2 ó 3 meses de edad con el salpullido por calor o “sudamina”, apareciendo más frecuentemente en épocas de calor excesivo o cuando el niño tiene resfriados por los equívocos cuidados de no bañarlo o cubrirlo con demasiada ropa.

La enfermedad aparece en las 2 mejillas, éstas se vuelven coloradas, secas y descamativas por el prurito o “rasquiña” excesiva, pero también pueden tornarse inflamadas y empezar a secretar material seroso y aun infectarse. Esto también ocurre detrás, encima y debajo de las orejas, donde pueden aparecer rajaduras o fisuras que son muy dolorosas.

Los niños atópicos son muy propensos a las picaduras de los insectos, especialmente en áreas donde no llevan ropa como en los antebrazos y las piernas. Por el rascado es muy común que se infecten y formen granos con pus, por lo que requerirán un antibiótico. Al curar es frecuente que la piel quede con manchas oscuras causadas por el rascado intenso.

Los niños alérgicos son muy inquietos, no duermen bien, se mantienen con la piel seca, les gusta estar con poca ropa y algunas prendas les causan más rasquiña. En niños mayores de 1 año, la enfermedad puede aparecer en la piel de cualquier parte del cuerpo, pero especialmente delante de los codos y en las corvas, como también en el cuello. La descamación puede ser intensa y agravar la resequedad de la piel.

El tratamiento consiste en la aplicación de humectantes de manera continua y frecuente. Son convenientes los masajes en las noches, aplicando cremas o lociones hidratantes mientras se le habla o se le consiente. El control del sol, el agua y el jabón es la base de un buen tratamiento. El sol entre las 9 de la mañana y las 4 de la tarde es el que causa mayores daños. Los niños mayores de 6 meses deberán usar antisolares diariamente con un Factor de Protección Solar (SPF) de 15 o más. El agua por largas horas reseca la piel, pero luego del baño en piscinas, la piel debe secarse y de inmediato deberá aplicarse humectantes en toda la piel. El uso del jabón preferiblemente de avena, sólo debe usarse en el área de los genitales y de las nalgas o glúteos.

Como siempre, la prevención es la mejor terapia. La madre se da cuenta fácilmente cuáles son las condiciones climáticas y ambientales que complican a su niño, los alimentos que agravan el problema cutáneo y las cosas que desencadenan la enfermedad alérgica; el evitarlas o detectarlas a tiempo es la clave para mantener la piel delicada de los bebés suave y tierna. De todas maneras esta compleja enfermedad deberá ser tratada con medicaciones muy específicas por un dermatólogo pediatra.

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