sábado, 23 de abril de 2011

ASMA

Es una enfermedad pulmonar crónica en la que el niño puede presentar obstrucción temporal del flujo de aire, que causa ahogo e inflamación de la vía aérea.

Gran cantidad de niños desde edades muy pequeñas pueden empezar a sufrir de asma y de la eficacia y rapidez con que actuemos en conjunto con el pediatra, será el buen pronóstico para que la enfermedad no tenga complicaciones y mejore rápidamente en un futuro. Además se deben evitar los riesgos que pueda presentar un niño mal manejado o tardíamente.

El asma se caracteriza por presentar silbido en el pecho, sensación de ahogo, ruido en el pecho, tos y expectoración. Estos síntomas se presentan con mayor frecuencia en la noche que en la madrugada.

Muchas veces al principio de la enfermedad confundimos estos síntomas con cuadros gripales comunes y corrientes, y no damos importancia a un niño tosiendo por muchos días. El pequeño puede presentar tos por varios días hasta antes de iniciar otros síntomas.

El diagnóstico se realiza mediante la historia clínica, el examen físico y los datos de laboratorio. Es importante para la historia clínica que comentemos al pediatra todas aquellas cosas que pueden inducir o desencadenar una crisis asmática como son los cuadros virales, las sustancias irritantes y el ejercicio.

Para reducir la posibilidad de iniciar una crisis es importante que los padres hablen con el pediatra sobre todo lo relacionado con la enfermedad, el manejo de los medicamentos y la conducta ante una complicación.

Cuando los niños crecen pueden presentar desaparición de la enfermedad por lo menos por periodos de años muy largos.

El asma no tratada de manera adecuada incidirá negativamente en las vías aéreas, así como en el crecimiento y desarrollo del niño, y en su vida escolar.
El reconocimiento rápido y oportuno hará que el niño reciba un tratamiento y manejo adecuado.

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