sábado, 23 de abril de 2011

OTITIS

Una de las más frecuentes enfermedades de los niños es la inflamación del oído.

La otitis media aguda es la inflamación del oído medio con o sin perforación del tímpano. Normalmente es ocasionada por una infección y se considera aguda cuando el cuadro clínico no tiene más de tres semanas de evolución.

Como factores de riesgo para adquirir la enfermedad se encuentran la suspensión pronta de la alimentación con leche materna, los niños inmunosuprimidos y las alteraciones craneofaciales, y más adelante, los niños que son fumadores pasivos, infecciones respiratorias recurrentes y el reflujo gastroesofágico.

Es bien alta la incidencia de otitis media aguda en niños que van a piscinas en lugares de recreo y vacaciones.

En cuanto a las manifestaciones clínicas tenemos en primer lugar la aparición del dolor de oído, la sordera (en los bebés más pequeños puede pasar desapercibida) y la salida de líquido por el oído.

Para establecer el diagnóstico se necesita de una buena historia clínica y un adecuado examen físico realizado por el pediatra, donde mirará el oído con el otoscopio y determinará si hay o no inflamación del tímpano, y en qué grado se encuentra la infección. En ocasiones cuando existe secreción por el oído se puede cultivar esta secreción para establecer con exactitud cuál es el antibiótico a prescribir.
En caso de sospecha de que el bebé o el niño mayorcito pueda presentar una otitis, se debe llevar inmediatamente al servicio de urgencias y no autoformularse ya que hay riesgo de agravar el cuadro, en especial si hay perforaciones timpánicas.

Lo principal en el tratamiento es tratar de disminuir el dolor al bebé. Se puede dar acetaminofén en las dosis que lo ordene el pediatra de acuerdo a edad y peso. También existen los descongestionantes y de gran importancia el antibiótico adecuado.
El no manejo oportuno y eficaz de la otitis media aguda puede llevar al bebe a presentar perforación del tímpano, sordera y parálisis del nervio facial entre otros.

Se debe consultar al pediatra en niños menores de 2 meses, con aspecto tóxico o sospecha de inmunocompromiso.
Se debe consultar al otorrinolaringólogo luego de un mes de tratamiento sin los resultados esperados por el médico, si se presentan cuadros recurrentes o si hay alteraciones auditivas.

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